Latinoamérica y las infinitas posibilidades de la seda
Capullos de seda coloreados por artesanos cubanos para ser utilizados en el diseño de artensanías.
Fuente: Deutsche Welle
La princesa china Lei-Tsu estaba tomando el té bajo una morera (árbol cuyas hojas son el alimento de los gusanos de seda) cuando cayó un capullo sobre su taza. Al sacarlo, por acción del agua caliente, obtuvo un finísimo hilo: la seda. Hasta aquí la leyenda.
Varios siglos más acá en el tiempo, y con veracidad comprobada, China es el principal productor mundial de seda. Pero en América Latina, la "reina” de las fibras naturales también se produce, en pequeña escala, y con un enfoque sustentable.
"Proyecto Seda”, ideado por el Instituto Nacional de Tecnología Industrial, INTI, de Argentina, y en la actualidad con presencia también en México, Colombia, Ecuador, Cuba y Brasil, busca contribuir a la reducción de la pobreza en varios países del continente mediante el desarrollo de la sericicultura.
La iniciativa "fortalece instituciones latinoamericanas vinculadas con la seda y brinda asistencia técnica a productores y artesanos”, con especial énfasis en la sustentabilidad y la equidad de género, según explica a DW Patricia Marino, coordinadora técnica del proyecto.